Hola a todos y todas, soy Adri y hoy nos adentraremos en la etapa más temprana de la fisioterapia: la fisioterapia pediátrica.
Durante los primeros años de vida, el cuerpo y el sistema nervioso están en pleno proceso de maduración, y el movimiento juega un papel fundamental en este crecimiento. Aquí es donde la fisioterapia pediátrica tiene un impacto vital: no solo trata alteraciones del desarrollo motor, sino que también previene disfunciones y potencia el máximo potencial de cada niño.
La importancia del ejercicio en el desarrollo infantil
Desde los primeros meses de vida, el movimiento estimula el sistema nervioso, fortalece músculos y articulaciones, y fomenta la adquisición de habilidades como gatear, caminar, correr o saltar. El ejercicio en los niños no debe entenderse como una rutina estructurada, sino como juego, exploración y movimiento libre. Un entorno que favorezca el juego activo contribuye al desarrollo del equilibrio, la coordinación, la fuerza y la percepción corporal.
Los niños que se mueven de forma regular desarrollan mejores habilidades motoras, mayor autoestima y tienen menos riesgo de desarrollar problemas posturales o sobrepeso. Además, la actividad física también favorece el aprendizaje y la socialización.
Condiciones comunes tratadas por fisioterapia pediátrica
Los fisioterapeutas pediátricos trabajamos con una amplia variedad de condiciones, tanto congénitas como adquiridas. Algunas de las más comunes incluyen:
Escoliosis: curvatura anormal de la columna que puede desarrollarse durante el crecimiento. Un diagnóstico temprano y ejercicios específicos ayudan a frenar su progresión y mejorar la postura.
Pie plano: muy frecuente en la infancia. En la mayoría de los casos se corrige solo, pero en algunos niños puede requerir ejercicios para fortalecer la musculatura del pie y tobillo.
Tortícolis congénita: se manifiesta con una inclinación de la cabeza hacia un lado por tensión en los músculos del cuello. El tratamiento precoz con estiramientos y ejercicios suele dar excelentes resultados.
Retrasos en el desarrollo motor: cuando el niño no alcanza hitos como sentarse, gatear o caminar en el tiempo esperado. La fisioterapia ayuda a estimular estos logros mediante técnicas adaptadas.
Actividades lúdicas como herramienta terapéutica
La base del tratamiento en fisioterapia pediátrica es el juego. Los niños aprenden y se motivan a través de la diversión. Por eso, las sesiones suelen incluir circuitos de obstáculos, juegos con pelotas, colchonetas, túneles, música, burbujas o incluso disfraces. Cada actividad está diseñada con un propósito terapéutico: mejorar el equilibrio, la fuerza, la coordinación o la conciencia corporal.
Por ejemplo, saltar sobre cojines mejora el control postural; lanzar una pelota desarrolla la coordinación ojo-mano; y trepar o gatear refuerza la musculatura de tronco y extremidades. Todo esto se hace respetando el ritmo y la personalidad del niño, favoreciendo la autonomía y la autoestima.
Conclusión
La fisioterapia pediátrica no es solo una intervención cuando hay un problema, también es una herramienta de prevención y de acompañamiento al desarrollo. Promueve el movimiento saludable, mejora la calidad de vida y permite que cada niño alcance su máximo potencial… ¡jugando!