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¿Qué hacer cuando tengo un antojo?

¡Muy buenas a todos y bienvenidos!

Soy Jose Javier y primero que nada, me gustaría dar las gracias por dedicar vuestro tiempo a leer este post. Espero que os guste y sobre todo, os pueda abrir un poco la mente aportando mi punto de vista con este tema de los antojos.

Antes de ponernos en contexto, vuelvo a destacar como en otros artículos que yo no soy psicólogo y menos todavía, especialista en trastornos alimenticios. Por eso mismo, si tienes algún síntoma o te sientes reflejado/a con algún concepto o característica que podamos tratar, te recomiendo que te pongas en contacto con algún profesional de estos temas.

Dicho esto, vamos a pasar por definir lo que es un antojo según la R.A.E: “…Deseo impulsivo, vehemente y arbitrario de una cosa, especialmente el de una mujer embarazada, que se creía que, si no se satisfacía, podía producir marcas en la piel del hijo..”

El concepto está relacionado con la mujer, y más concretamente a cuando está embarazada… ¿qué curioso no?

A día de hoy, este concepto se emplea también (mal o bien utilizado, ya sería otra cuestión) para referirse a caprichos relacionados con la alimentación, independientemente del estado en el que te encuentres y de si eres hombre o mujer.

Como inciso, os dejo un símil que ya tratamos en el podcast:

https://www.penalba8ep.es/podcasts/diferencia-entre-dieta-regimen-alimenticio/

En mi caso personal, he tenido diferentes etapas en mi vida de cómo afrontaba este tipo de situaciones, vamos paso a paso:

  • Cuando era niño, hasta los 14 años: a pesar de que el control por parte de mis padres era muy elevado, cuando tenía un antojo me lo permitía sin problemas y a nivel emocional no tenía ningún castigo por mi parte.

La carga de actividad física era, en comparación con otras etapas, medio baja.

  • Desde los 14 hasta los 18 años: el control de mis padres; que yo percibiese, no era tan alto cómo en la etapa anterior. Empecé a cuidar la alimentación con fines de rendimiento deportivo, pero no tan en serio como requería. 

Había antojos poco frecuentes, pero sin medidas. Después de la acción, había un castigo emocional importante por la posible disminución del rendimiento en mi deporte. Así mismo, la carga de actividad física era muy alta.

  • Desde los 18 hasta los 23 años: el control de mis padres ya era casi nulo, porque yo pensaba que lo sabía todo… Llevaba la alimentación súper estricta y conseguí rozar la perfección (en cuanto yo la entendía).

Los antojos eran casi inexistentes, y si los había, no se ponía medidas como en la etapa anterior. En cuanto a la carga emocional, era de liberación, me venía bien esos antojos, para darle sostenibilidad a mi plan nutricional.

La carga de actividad física en esta etapa ha sido la más alta de toda mi vida.

  • Desde los 23 hasta los 26 años: el control de mis padres ya no existía, y me dí cuenta de que no sabía nada… Dejé de competir y eso hizo que me relajase a nivel nutricional. No comía mal, ni mucho menos, pero al disminuir considerablemente mi carga de actividad física y tener la misma sensación, con los antojos, hizo que engordase un poco y que volviese a plantearme incrementar mi carga de entrenamiento. 
  • Desde los 26, hasta la actualidad: Soy padre e intento supervisar la alimentación de nuestro hijo. Mi carga de actividad física es muy alta y el control nutricional es muy ordenado sin ser obsesivo. Si toca antojo, me lo tomo y lo disfruto; y sino toca; disfruto igualmente de mi día a día porque me encanta el estilo de vida que sigo.
  • He ido evolucionando hacía una alimentación más saludable, más ordenada y a la vez más flexible. Te recomiendo que te leas este artículo para que si no estas iniciado, o estas en este proceso, te inspire y puedas cambiar:

https://www.penalba8ep.es/podcasts/cambiar-alimentacion-saludable/

Este tipo de alimentación, la que llevo actualmente, es tan variada y tan poco restrictiva, que el concepto de antojo pasa a ser anecdótico. Ya que no tengo ninguna prohibición y puedo comer lo que quiera cuando quiera. Esta sensación, acompañada por supuesto, de una constancia en el entrenamiento y una alta intensidad en el mismo, hacen que los antojos sean casi innecesarios.

Cuando digo inexistentes e innecesarios me refiero a que, como la dieta es muy variada, el antojo pasa a ser parte de esa dieta flexible.

El que sea innecesario, me refiero a que no compensa en ciertas situaciones, sobre todo en las directamente relacionadas con el entrenamiento.

Al tener unos niveles de actividad física muy elevados, una mala alimentación, repercute directamente con el rendimiento en los entrenamientos, por ello para mi no me compensa ingerir ciertos alimentos, pues priorizo en el medio- largo plazo (entrenamiento), más que en el corto plazo (capricho).

Por último y como conclusión, me gustaría dejarte un artículo, que te recomiendo que te leas para que termines de darle lucidez a este término:

https://www.fitnessrevolucionario.com/2021/12/25/vencer-antojos/

¡Dime si tú tienes algún antojo y que haces para combatirlo! ¡Te leo en comentarios!

 

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